Los traumatismos oculares son un motivo de urgencia muy frecuente tanto en los centros de atención primaria como especializados. En la mayoría de los casos son traumatismos banales que sólo afectan las cubiertas protectoras del ojo; en otras ocasiones, pueden provocar secuelas de extrema gravedad, siendo la primera causa de ceguera unilateral en el mundo. Por consiguiente, en todo traumatismo que afecte el ojo o estructuras adyacentes debe realizarse una exploración oftalmológica que permita descartar una lesión ocular grave. Los traumatismos oculares son mucho más frecuentes en varones que en mujeres, y se presentan normalmente en la edad adulta, aunque los niños no están exentos de riesgo. El segmento anterior se lesiona de forma aislada en más de la mitad de los casos, siendo raras las lesiones aisladas del polo posterior.

En la mayoría de los casos es el antecedente traumático, pero según la gravedad y localización de las lesiones, el paciente puede estar asintomático o referir dolor, enrojecimiento del ojo, alteración de la visión, etc.

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